@article{X. Ardavín_2006, title={Semblanza de Eugenio d’Ors}, volume={1}, url={https://revista.latorredelvirrey.es/LTV/article/view/600}, abstractNote={<p>A Eugenio d’Ors podría muy bien aplicársele la definición que hiciera Borges de Quevedo: “como Joyce, como Goethe, como Shakespeare, como Dante, como ningún otro escritor, Francisco de Quevedo es menos un hombre que una dilatada y compleja literatura”. Pertenece el polígrafo catalán, por derecho propio, a la estirpe de los escritores de raza, cuyas vidas aparecen consagradas de forma absoluta a lo que Umbral llamó rrefiriéndose a César González-Ruano —aunque perfectamente aplicable a Xènius—, la “escritura perpetua”,</p> <p>que supone ir transformando la vida en texto a medida que se produce, ya que, aunque se escribe sobre el pasado, se escribe siempre desde el presente, como nos enseñan las últimas investigaciones en torno a la memoria humana [… Ruano] es un caso perfecto de escritura perpetua, por cuanto fue pasando la vida a texto, obstinadamente, día tras día, durante casi toda su vida […], y la escritura, en él, no es que sea paralela de la vida, sino que ambas son una misma cosa.</p> <p>Y es que para d’Ors la literatura fue, más que oficio o profesión, una <em>manera de vivir</em>, una ética —condensada en su máxima “la Obra bien hecha”—, una pasión (siempre meditabunda), una vocación, y, por ello mismo, una tarea penetrada de idealismo.</p&gt;}, number={0, 2006/1}, journal={La torre del Virrey}, author={X. Ardavín, Carlos}, year={2006}, month={ene.}, pages={65-66} }