Resumen
La mirada conservadora desplegada por Gregorio Luri —cuyo pretexto es la Política de Aristóteles y cuyo cicerone, en una larga relación de intelectuales, es, en realidad, el pensador whig Edmund Burke— resulta demasiado ambiciosa, tal vez en todos los aspectos: el conservadurismo sería para el profesor Luri tanto una “forma de vivir”, naturalmente bajo la pretensión mínima de ser moralmente buena, por no hablar de que aquello que defiende el libro es que se trata de la forma adecuada de vivir, como de “hacer política”. Bastaría con indicar de manera sencilla que Luri no cuestiona la compatibilidad entre la política, o la sociedad, y el individuo. Precisamente es, en mi opinión, el problema de fondo que no resuelve el libro.