Resumen
Podría parecer imposible, o al menos altamente improbable, encontrar una pareja más extraña que aquella que asoma al inicio del título de nuestro artículo, con Montaigne y Wittgenstein como sus integrantes. Raramente, por no decir nunca, han sido ambos pensadores comparados en algún texto académico y nada invitaría, de entrada, a establecer un diálogo entre ellos. Y, sin embargo, si tomamos como hilo conductor la noción de escepticismo nos sería posible encontrar insospechados paralelismos que quizá iluminen mutuamente sus obras. Teniendo en mente tan atrevida propuesta (audaces fortuna iuvat) trataremos de poner en escena una conversación entre el más famoso y celebradamente escéptico de los ensayos de Montaigne, la “Apología de Raimundo Sabunde”, y un texto clave de Wittgenstein, habitualmente leído en clave pragmatista, las “Investigaciones filosóficas”.