Resumen
Suelen decir con toda razón los estudiosos de L. Wittgenstein que, para entender el trasfondo religioso de la obra y la persona del filósofo austríaco, conviene recordar la educación católica que le transmitió su madre desde la infancia y atender al menos a unos cuantos autores que le influyeron en ese terreno desde su adolescencia y juventud, a saber, A. Silesius, S. Kierkegaard, A. Schopenhauer, W. James y los dos máximos escritores rusos del XIX, L. Tolstói y F. Dostoievski. Nosotros nos limitaremos a puntualizar solamente la presencia de Tostói en el joven Wittgenstein, concretamente en el de los denominados Diarios secretos, tres cuadernos con anotaciones que abarcan de agosto de 1914 a agosto de 1916, en plena Primera Guerra Mundial y en el proceso de gestación de lo que será el Tractatus, ya que esos tres cuadernos se redactaron de manera cifrada en las mismas fechas.