Resumen
Recordemos brevemente la diferencia establecida por Ludwig Wittgenstein en las últimas proposiciones del Tractatus entre aquello que puede ser dicho y aquello acerca de lo cual sólo cabe el silencio. Lo primero es el mundo; lo segundo, otra cosa, lo místico. Por un lado, los hechos; por otro, el valor. El valor queda fuera del mundo al modo de un velo que le otorgara un determinado color. Por color queremos decir tono vital. Nos ayuda a tener la justa visión de las cosas. Lo verdaderamente crucial, el sentido de la vida, es trascendental. Las proposiciones no pueden decir absolutamente nada acerca del valor. Si a uno le pertenece la esfera del decir, al otro la del mostrar. “Lo inexpresable, ciertamente existe. Se muestra, en lo místico”, diría Wittgenstein, y el arte puede mostrar esa esfera aproposicional.