Resumen
El valor del libro de De Jouvenel estriba en traer a primer plano y obligar a repensar detenidamente y a fondo, apartando a un lado los lugares comunes que la repetición de los discursos siempre produce, el carácter y el sentido del Estado redistributivo. En su cuestionamiento es esta, sin duda, una obra provocativa, pues se atreve a pensar allá donde ya desde hace tiempo se instala lo políticamente incorrecto para un amplio espectro de discursos en el ámbito de las actuales democracias normalizadas. Es esta explicitación y revisión de supuestos que su lectura suscita lo mejor tal vez de La ética de la redistribución, habida cuenta tanto de la peculiar naturaleza de su argumentación como de la problematicidad de las perspectivas, divididas entre un elitismo de corte platónico y una mera desacreditación ausente de horizontes, que abre una crítica que se entiende a sí misma sin concesiones.