Resumen
No sería demasiado osado tomar las palabras de Kim como la advertencia que Kipling no antepone nunca para el lector. Kim es, literalmente, un espíritu libre. Es muy probable que exista en el lector la tendencia a ver a Kim como un extraño, solo hasta cierto punto, exótico, pero el lector atento e insobornable de Kipling no tardará mucho en considerar a Kim la encarnación literaria de su autor, dentro de un mundo de infinitos matices. Así como Kim parecer ser un espectador privilegiado y al mismo tiempo un actor inusual, capaz de arriesgar su vida por simple divertimento, el lector de Kim, la obra maestra de Kipling, tiene el extraño privilegio de encontrar en este mundo vasto y sobrecogedor la confianza y la valentía necesarias para recuperar su mundo...