Resumen
No es nada fácil decidirse a escribir una reseña cuando, llegando al final de la lectura, después de publicar más de medio centenar de reseñas como un registro pedagógico de acuerdo con la doble convicción de que pensar es un acto de libertad en sí mismo, se lee que los reseñadores son sepultureros (“Recensenten sind Todtengräber”). Que, inmediatamente después, el autor sugiera que el reseñador está tan muerto como su reseña no lo hace tampoco más fácil. Según Hegel, la reseña debe dar cuenta de “lo verdadero” del individuo (“das Individuum darstellen, nicht die Sache, als obs jenes das Lebendige wäre, nicht das Wahre”).