Resumen
Intentar, siquiera, reseñar este volumen en homenaje al profesor Juan Miguel Palacios es ya un acto injusto. Si condensar un libro en unas líneas es difícil, intentar dar breve cuenta del legado de un hombre bueno es imposible. El reconocimiento que este libro supone pretende evitar la sensación de camino ya recorrido y por eso se convierte en metáfora de lo que el homenajeado entiende por ser un pensador: alguien a quien no hay que esperar en las urgencias del ímpetu político, sino en el retiro de su tabernáculo, intentando llegar a ser filósofo. Por eso el libro no cierra una vida; por eso el profesor Palacios está todavía en camino.