Resumen
La vorágine, el trajín, el ajetreo de la ciudad son un fiel reflejo del desasosiego del ser humano, muestran con evidencia su inquietud, tal vez por la repetición interminable de hombres que se encuentran, que se separan, que se cruzan y que se despiden. En medio de su vivir cotidiano podemos encontrar el tedio de sus ciudadanos y sus innumerables intentos de evasión. Y sobre esas calles inquietas Makanin crea a Yakushkin, un genio que hace patente la turbación personal de sus “hermanos” con el único fin de liberarlos.