Resumen
El amor es una experiencia que está lejos de concebirse como una excepción a lo real del sexo o, en su extremo contrario,
como una apoteosis subjetiva de carácter casi religioso. Confiarse ciegamente al otro es una vivencia que conserva una dimensión
universal en la que un individuo puede transformar la contingencia de los encuentros en un destino abierto e imprevisible donde
se afirma la construcción de un mundo a partir de la diferencia. Especifiquemos el sentido de esta diferencia. Al contrario de lo que
sucede en Lévinas, de la diferencia no debe deducirse una dimensión ética en la cual “me olvido de mi en beneficio del otro” (p. 36),
sino un punto de vista descentrado desde el que mirar el mundo. Como en Platón, amar es conocer. Pero en la reinvención del amor
que persigue Badiou se afirma el dos, la diferencia que nos forma y desde la cual el mundo se abre y puede ser visto a través del prisma de nuestra diferencia.