Resumen
La autora va acercándose al poeta a través de la correspondencia que Josefina Manresa mantuvo con su marido Miguel Hernández
y a través de lo que le cuentan los contemporáneos del poeta, todavía vivos en el momento en que Zardoya escribe este libro allá
por los años cincuenta del siglo XX. Esta intimidad desvelada resulta cercana porque cada testimonio todavía conserva la cálida voz de su autor y es exaltada por el lirismo arrollador de la autora que para enfatizar su visión de la poesía hernandiana se sirve de
continuas retahílas de calificativos: “es desafiador, bravío, rebelde, alucinado, destructor”; “es bronco, varonil, violento, hondísimo,
inevitable…”. Concha Zardoya es poeta también y hace de su libro una elegía donde no esconde su pasión y su técnica para cantar las
glorias del poeta malogradamente muerto.