Resumen
Emma McCune falleció en las calles de Nairobi a consecuencia de un trágico accidente de tráfico en el otoño de 1993. Tan sólo tenía 29 años y estaba embarazada de su primer hijo. Así finalizaba la corta vida de una cooperante británica que había convertido Sudán en su hogar y a la que le gustaba afirmar que tenía corazón sudanés.