Resumen
Los recientes acontecimientos políticos y económicos están poniendo de manifiesto la debilidad de los sistemas democráticos y dejando en evidencia sus imperfecciones. Al ciudadano actual le sorprende la fragilidad de la democracia a la luz de los últimos ataques producidos por las grandes entidades financieras y las agencias de calificación, de las que nada o casi nada sabía hasta hace poco. Pero no hay más que echar la vista atrás –dos mil quinientos años después de la primera democracia- para percibir que esa debilidad es congénita y que por tanto estamos obligados a cuidarla y apreciarla si queremos prevenir su progresivo deterioro y lamentable desaparición.