Resumen
Belén Altuna ofrece un texto de agradable presentación —en encuadernación rústica y con ilustraciones— fácilmente divisible en dos partes. En primer lugar, una detalladísima historia —no sólo moral— del rostro. Destaca la extensa documentación empleada, reseñada al final de la obra y que ofrece material para la profundización en el tema. Gracias a esto, multitud de anécdotas —el primer caso de espionaje industrial, experimentos gráficos y psicológicos, testimonios de campos de concentración…— van facilitando el camino de esta historia del rostro, que transita el teatro griego, el espejo, la fisiognomía y su versión más moderna, la comunicación no verbal, los estudios sobre la empatía y las neuronas espejo… pero también cine, moda, arte…
Este trabajo historiográfico, ya de por sí valioso y que pudiera parecer, por su título, el motivo de la obra, da pie no solo a continuas reflexiones morales, metafísicas, ontológicas y estéticas, sino también a una introducción al pensamiento de Lévinas y Ricoeur que lleva a la propuesta de un verdadero proyecto moral.