Resumen
Si bien es cierto que Dios directa o indirectamente —esto es un Misterio para el ser humano y quien quiera arrogarse ese conocimiento y juicio comete pecado, dado que la última palabra solo la tiene Él, en el Juicio Final, de acuerdo con la escatología bíblica cristiana, es decir, la revelación final en el Nuevo Testamento— condena al
infierno y Jesús advierte en distintos momentos de ese mismo evangelio —el de Lucas— sobre esta condenación (entre otras características, “allí habrá el llanto y rechinar de dientes”), no deja de ser igual de cierto que Dios tiene infinita misericordia para rescatar a la “oveja perdida”, es decir, a la ya condenada en ese mismo momento —todavía viva, con la oportunidad de retorno. La conciliación de la justicia y misericordia divina en cada vida personal es un Misterio. Pero queda claro que, igual que la Biblia nos dice que Dios hace serias advertencias sobre el infierno, también trata de hacer que muchas personas condenadas temporalmente —en ese mismo momento— se vuelvan a Dios y se rompa la separación con Él que provoca el pecado.