Resumen
Encontramos lo ajeno en la interculturalidad bajo la forma de migración y desplazamiento. La interculturalidad constituye un espacio-entre-medio en el que lo propio y lo ajeno se entrelazan. La migración, que es donde se pone en marcha esta interrelación, se desarrolla como partida, emigración y expulsión. Es una fuente de cambios pero también de conflictos. La hospitalidad corre el riesgo de convertirse en cualquier momento en hostilidad. La actual globalización nos sitúa ante la pregunta de cómo evitar tanto una solidificación en un «aquí» como una volatilización «en cualquier lugar». Quienes suprimen lo ajeno, lo extranjero y lo extraño también suprimen lo propio. La ajenidad nos ofrece la posibilidad de un «aquí» que se encuentra simultáneamente «en otro lugar».