Resumen
“Abandonar” es la primera palabra del libro que Oriol González le dedica a Emil Cioran. "Lasciate ogni speranza, voi ch'entrate [Abandonar toda esperanza, vosotros que entráis]", escribe Dante en el dintel de la puerta del Infierno, tal como nosotros en el frontispicio de esta peculiar reseña. "Maestro", expresa el poeta frente a la negra puerta, "su sentido me es duro [il senso lor m’è duro]", a lo que Virgilio, "persona accorta [sensata, cuidadosa, prudente, aguda]", responde: "Qui si convien lasciare ogne sospetto; ogne viltà convien che qui sia morta [Aquí conviene dejar toda sospecha; toda cobardía conviene que aquí muera]". "El infierno no tiene modales", observa Cioran en Brevario de pobredumbre, "es la imagen exasperada de un hombre franco y grosero, es la tierra concebida sin ninguna superstición de elegancia y civismo". Tal vez no sea exagerado otorgarle al discurso de Oriol González la condición de "discorso accorto".