Resumen
A braham Lincoln forma un grupo presidencial diferenciado con Franklin Delano Roosevelt y con John Fitzgerald Kennedy, y no sólo para los americanos. Un grupo unido por cuatro coincidencias. Por la guerra, civil para Lincoln, mundial para Roosevelt, fría para Kennedy. Por su sentido progresista: el acta de abolición de la esclavitud impulsada por Lincoln, los derechos sociales por FDR y los civiles de JFK. Por la responsabilidad llevada al dolor personal: la decrepitud forzada del primero y las enfermedades de los dos últimos. Y por la muerte inesperada de los tres, con los magnicidos y el agotamiento terminal de FDR. Un trío del que, además, emana esa sensación de liderazgo que el pueblo necesita en momentos de crisis nacional, de crisis de identidad nacional. Lincoln (Steven Spielberg, 2012) se estrena en uno de esos momentos, ante la ciudadanía estadounidense más polarizada de las últimas décadas y ante sociedades de todo el mundo inmersas en traumáticos procesos evolutivos, y regresivos.