Resumen
Nuestra modernidad ha mantenido posturas tan convergentes como distanciadoras entre sus dos grandes mitologías, la cognitiva y la pulsional, como pueden ser las de un Sorel o un Husserl. Pero en las últimas décadas, la realidad ya no puede ser pensada bajo las vetustas categorías de pasión, interés, acontecimiento o mito… Las nuevas formas de sentir y actuar requieren un nuevo tipo de aprioricidad. El lugar de la acción ha sido ocupado por lo massmediático y el del afecto por una sensología. El resultado ha sido una des-subjetivación y una des-responsabilización. Entre la acción y la pasión surge una nueva categoría, la de agency, que promueve un nuevo tipo de figura política y de fanatismo diferente al del antiguo mito: la figura del maniquí, que sustituye al antiguo líder, y el del fan, consumidor de productos políticos, distinto del antiguo militante.