Resumen
Nos contaron fugazmente algo que venía del silencio y era silencio. Ocurrió en Chile en el sector llamado del Butahullimapu, sucedió el año 1960 en una comunidad indígena huilliche cercana al pueblito de Saavedra (entonces ostentaba el nombre de: “Puerto Saavedra”). Luego de sobrevenir el terremoto y maremoto más grandes de los que se tienen registros sismográficos, las comunidades indígenas quedaron desamparadas y asoladas. En esta realidad impensable que se constituyó casi en una parusía, un niño fue muerto ritualmente, fue sacrificado para sosegar a los espíritus de la naturaleza que se hallaban descontrolados. Aunque suene paradojal, éste fue el procedimiento ante esta tremenda convulsión cósmica, respuesta ritual y sacra hacia fenómenos que ni para indígenas ni para occidentales tenía una lógica. El sacrificio del niño fue la contraposición binaria frente a lo impensable.