Resumen
En mayo de 1954, en una extracción minera de la Maremma toscana próxima a la localidad natal de Luciano Bianciardi (Grosseto, 1922 - Milán, 1971), una explosión de grisú segó la vida a cuarentaitrés mineros. La tragedia, como en tantas otras ocasiones, no hubiera pasado de ser un accidente si detrás de la deflagración y el derrumbe de las galerías no se escondiera la siniestra mano de la compañía minera, la Montecatini, y su deseo de maximizar los beneficios a costa de la reducción de las medidas de seguridad. El luctuoso suceso, sumado a la situación en que vivían los mineros, así como a la falta de responsables que asumieran las consecuencias y la escasa implicación de la empresa que gestionaba la extracción, sería objeto dos años más tarde del trabajo de investigación I minatori della Maremma (Laterza, 1956), escrito a cuatro manos por Carlo Cassola y un Luciano Bianciardi que se iniciaba entonces en las tareas periodísticas.