Resumen
En la primera mitad del siglo XVIII, Alemania fue escenario de un intenso debate sobre la ópera, especialmente tras la difusión del estilo italiano. Este conflicto se enmarca dentro de los debates característicos del Siglo de las Luces, como el contraste entre lo antiguo y lo moderno y las evaluaciones de autores como John Milton y William Shakespeare. Johann Christoph Gottsched, una figura central en este debate, criticó vehementemente la ópera en su Versuch einer critischen Dichtkunst, considerándola irracional y moralmente depravada. Gottsched se apoyó en la crítica de Saint-Évremond y en los fundamentos de Lodovico Antonio Muratori, cuyas ideas normativas rechazaban la ópera por su falta de verosimilitud y su influencia corruptora. Sin embargo, su crítica no quedó sin respuesta; Johann Mattheson defendió la ópera argumentando que la competencia crítica de Gottsched era insuficiente. Este debate no solo reflejaba la transferencia cultural italo-alemana, sino también las tensiones entre razón e imaginación en el arte. La influencia de Muratori, aunque mediada por Gottsched, persistió en el pensamiento estético alemán, afectando a teóricos posteriores como Gotthold Ephraim Lessing y Franz Grillparzer. El análisis revela la complejidad del conflicto y la persistente pugna entre razón y emoción en la valoración de la ópera.