Resumen
Los anillos de un tronco pueden evocar muchas cosas. Para la mayoría de nosotros, el paso del tiempo, ya sea del árbol o el nuestro propio, o la propia muerte, puede sugerir, por qué no, las capas de una cebolla que se van pelando hasta llegar al final, o también las muchas lecturas, cada cual íntima y personal, de un clásico como Walden. No es casual que lo primero que llame la atención del conjunto de ensayos editados por Andrew Blauner, para Princenton University Press, bajo el título Now Comes Good Sailing [Ahora viene la buena navegación], sea la imagen de la cubierta: la superficie de un tronco talado con todos sus anillos, nítidamente delimitados, y tres hendiduras naturales que llegan a su centro en forma de Y, como las desembocaduras de un lago (aunque en el caso Walden, no tenía ‘‘otro afluente o aliviadero que las propias lluvias y la evaporación’’ [W, p. 356]). El agua, tan presente en Walden, el viaje y la esperanza se desprenden del hermoso título, frase atribuida a Thoreau antes de morir.