Resumen
Cuando miramos alrededor sentimos que la comunicación entre nuestros vecinos se quiebra. Se rompen los puentes entre la esfera pública y privada, entre los vecinos y la polis; en términos quizá demasiado modernos, parece que la conciencia de libertad se desvanece en lo inmediato. El poder ejecutivo aprovecha nuestro aislamiento para traspasar los límites. Nos preguntamos si los resortes de las democracias cederán a las embestidas. El fuego cruzado de las palabras nos desorienta. No sabemos cómo alcanzar el ritmo de la técnica. Quizá resulte útil detenerse a mirarla. No sabemos dónde estamos. Pero el parloteo acalla angustias, nos retraemos al rincón más íntimo y satisfacemos pulsiones inmediatas, caprichos, deseos inconscientes. El exceso de información resulta indigesto, compulsivo. Fracasa.