Resumen
Un currículum es un texto extraño.
Habitualmente se escribe pensando más en el futuro que en el pasado pues, casi siempre, tiene como destinatario a alguien que puede abrir una puerta a un porvenir diferente, a un espacio y tiempo nuevos de los que el autor del currículum quiere participar. Ahora bien, como si esa puerta fuera estrecha y al futuro deseado no pudieran acceder todos los que lo anhelan, quien escribe un currículum pone mucha atención en su forma y contenido. La primera responde más a modas y estilos que varían con los años; sin embargo, el segundo está ligado con fuerza a la propia historia, a lo vivido y, en especial, a los hechos protagonizados, de una u otra manera. ¿Cuál de estos hechos hará merecedor al aspirante de conseguir la venia del guardián de la puerta? ¿Conviene registrarlo todo o sería mejor dejar fuera, evitar la escritura de algunos episodios del pasado?
En este caso, el futuro al que apunta este currículum es el de la amistad: el crecimiento a lo ancho, a lo alto y hacia lo profundo, de la amistad que me une a personas de aquí y allá, cercanas y lejanas, conocidas y aún desconocidas, vivas y muertas, con las que quiero compartir el tiempo que me queda.

