Resumen
Hay diversas maneras de mirar el pasado. Y hay diversas maneras de escribir el pasado. Los historiadores tout court suelen —solemos— optar por mantener cierta distancia emocional con el objeto de estudio elegido, por enfrentarse —enfrentarnos— al mismo con parejo ánimo que el de un entomólogo observando a un insecto, que diría François Guizot. O, al menos, por sostener o aparentar que hacen —que hacemos— eso.