Resumen
El autor sostiene que los personajes de las tragedias de Shakespeare, debido a su gran complejidad interna y a los profundos significados que conllevan, no serían apropiados para la representación teatral, donde su grandeza se ve fácilmente degradada por una actuación forzada o por el empleo de los inevitables trucos teatrales. Sin embargo seríamos capaces de apreciarlos mucho mejor en la lectura, cuando la abstracción que hacemos nos permite profundizar en sus mentes. Por todo esto, habríamos de considerar a estos personajes trágicos como objetos sobre los que meditar antes que para ser contemplados en un escenario.