Resumen
La estética se mueve en el ámbito de las superficies cuando pretende dar cuenta de las condiciones de la representación de la belleza (o de cualquier otra cosa) y de su lectura sin hacer referencia a las condiciones últimas del universo en que están insertas las obras que la vehiculan. Cuando trata de hablar de las cuestiones últimas de su constitución y su lectura se convierte en teología: al fin y al cabo las obras dependen como mínimo de que el mundo esté bien hecho.