Resumen
El autor realiza una presentación sintética de una de las figuras más decisivas de la historia de la Iglesia católica. Juan Crisóstomo fue obispo de Constantinopla. Contribuyó a convertir a la capital en un patriarcado de la Iglesia. Crisóstomo comenzó en la Iglesia por una vía muy distinta a la que lo convertiría en uno de sus pilares. Es ampliamente conocido por sus dotes oratorias, de lo que dan cuenta sus Homilías y múltiples escritos religiosos y teológico-pastorales, dotes que adquirió antes de convertirse plenamente al cristianismo. Su conversión fue madurada gracias a su vida monástica antes de convertirse en diácono y posteriormente en sacerdote en su ciudad natal, Antioquía. Ejerció como obispo de Constantinopla por designación de Melecio y llegó a ser una figura clave del desarrollo político y económico de la Iglesia, faceta que compaginó a la perfección con la del liderazgo espiritual y
moral del pueblo cristiano.