Resumen
La barbarie nazi, señaló Adorno, ha dictado un nuevo imperativo categórico a los hombres, que “Auschwitz no se repita”. Siguiendo a Antonio Gómez en Sí mismo como nadie, leemos a propósito de Hanna Arendt que todos los acontecimientos que condujeron a Auschwitz obedecen a una estupidez que no ofuscó el intelecto, sino la sensibilidad de los nazis y también, podría añadirse, de quien los consintió. Por esto, superar la estupidez, esto es, ser capaz de convertirse en un yo capaz de rebasarse sin anularse considerando la realidad de otras formas de realización diferentes a las propias es una exigencia, el más básico y elemental imperativo, para todo ser humano de la que pende la posibilidad de convivencia y civilización cualquiera que sea la representación que de estas podamos forjarnos.