Resumen
La cuestión del cuerpo se sitúa en el corazón de la experiencia mística, al menos en el caso de la mística cristiana que convocaré en esta ocasión. La mística tiene una relación muy particular con el cuerpo. En su gran tradición, la mística representa una forma singular de hacer del cuerpo el lugar de un enigma. Ésta sitúa al cuerpo en una relación de extrañeza consigo mismo, marcando, a su manera, el lugar central del Otro en uno mismo.