Resumen
La Escuela de Atenas de Rafael parece plantearnos, más allá de su belleza, un desafío formidable: su lectura. Las cincuenta y ocho figuras representadas en él parecen invitarnos a identificar su nombre y la actividad que realizan. Sin embargo, exceptuando unas pocas, los estudiosos han fracasado durante siglos. Este artículo propone leer el fresco de Rafael a la luz de un pretexto que ha pasado inadvertido: una escena del Protágoras de Platón, que nos guiará hacia la clave de la obra y el posible autor de su programa: Gil de Viterbo.