Resumen
INTRODUCCIÓN. En uno de los versos de su ‘Oda a la vida retirada’, describe Fray Luis de León la brisa que pasa por su huerto como “el aire que el huerto orea”; probablemente en ningún otro verso de la literatura española haya más acumulación de vocales, que son puro aire emitido, pura brisa en la que viaja el resto de los sonidos, transportando las reminiscencias de sensaciones, sentimientos —ligeros en ocasiones, hondos en otras, bellos, tristes, punzantes—, ideas, imágenes, grafismos, sonoridades. Podríamos decir que los sonidos vocálicos son el alma del lenguaje.