La ética del espectador
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Palabras clave

Cine
Distracción
Entretenimiento
Ética

Cómo citar

Alcoriza, J. (2006). La ética del espectador . La Torre Del Virrey, 1(0, 2006/1), 17-21. Recuperado a partir de https://revista.latorredelvirrey.es/LTV/article/view/496

Resumen

Ir al cine, ver una película, implica, hasta cierto punto, falta de fe. Un motivo elemental para afirmar esto podría hallarse en la compulsión de ver para creer, pero el espectador ni siquiera espera ver para creer. Como sabemos, basta con que la historia que vaya a ver le entretenga. El entretenimiento es el fin del cine. Sería extraño asociar el cine a un deber antes que a un placer. Los espectadores acudimos a las salas de cine en busca de cierta diversión. Al final de la jornada, una película es una trama que se separa de la urdidumbre de la vida. Viendo cine, nos olvidamos de nosotros mismos. Este bendito olvido depende de lo que vemos en la pantalla. Estamos absortos de ella, en el mejor de los casos; de lo contrario, la experiencia sería un fracaso. Si un espectador no se entretiene, ha perdido el tiempo, que es su posesión más valiosa. "El coste de una cosa es la cantidad de lo que llamaré vida que ha de cambiarse por ella", escribía Thoreau. El entretenimiento que compramos con el tiempo libre sería lo más caro de nuestra vida. El entretenimiento es más caro que el trabajo. En comparación, nuestro trabajo podría ser barato. 

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