Resumen
El ideal cosmopolita puede desprenderse de las nociones lingüísticas de la Antigüedad. La Grecia clásica de
Platón y Aristóteles fue poco amiga de los viajes y las lenguas extranjeras. Por el contrario, la actitud de los antiguos hebreos hacia la pluralidad cultural fue muy diferente. El judaísmo funda la moderna noción de una humanidad común. Así se produjo el primer gran encuentro entre las dos culturas y lenguas que más tarde, con Roma y el cristianismo, acabarían fundiéndose en la simbiosis occidental o judeocristiana. El panorama medieval cambia con los postulados de la cultura árabe sobre la superioridad lingüística.