Resumen
“No nos enfrentamos con un choque de civilizaciones, sino con un choque de mentalidades.” Esta convicción atraviesa la escritura de El abuso del mal, un libro cuya dimensión se vislumbra sólo si atendemos a las nefastas consecuencias políticas del 11 de septiembre. En contra de lo que podría suponerse, no se trata de una corrección a El
mal radical, concluido apenas unos días antes de la catástrofe que nos cambió a todos. Esa posibilidad la barajó el propio Bernstein hasta que la atenta observación de las
secuelas del triple atentado hizo que su punto de partida —el escepticismo hacia una gran teoría del mal— resultara reforzado. En ese sentido, la cuidada edición de Katz de esta nueva obra se debe entender más bien como una continuación de aquel esfuerzo.