Resumen
Confío en que mi título no sea demasiado confuso, lo cual quiere decir que por “la poesía de la vida cotidiana” no me refiero a los versos casuales del tipo que W. C. Williams fijaba en la puerta de la nevera para explicar por qué faltaban ciruelas. (La preocupación de la señora Williams quedaba disipada por un tropo sobre la fruta comida. La excusa del doctor Williams no podía florecer, en ese caso, como verdadera poesía, sino como literatura). El género es, de hecho, corriente y ninguna discusión de la poesía contemporánea podría dejar de tenerlo en cuenta. Esas discusiones críticas se centran en la poesía como literatura —corriente, recibida, de moda—, y confío en que a mi apreciación de la poesía no se le reproche despreciar la literatura como una institución que involucra a lectores, publicaciones, productores de mercancías impresas, estilos, modas, etc.