Resumen
Acceder a la obra de Leo Strauss ha sido un reto para varias generaciones. Su figura personal, enmacarada y dedicada a una tarea titánica, se redujo al ámbito académico para crear su propia escuela con alumnos estrictamente seleccionados y orientados. Su fama, especialmente parte de su mala fama, corre parejas al carácter intangible de la filosofía, del que era plenamente consciente, pero del que no se le puede hacer responsable.