Resumen
Recuerdo que cuando leí las memorias de Elias Canetti me llamó poderosamente la atención la descripción que hacía de su relación con Karl Krauss. En ella veía un análisis magistral del peligro que acompaña a todo ejercicio de admiración intelectual: el de la subyugación espiritual. La fascinación producida por un determinado autor puede en muchas ocasiones convertirse, progresiva e imperceptiblemente, en renuncia al propio juicio en beneficio del maestro venerado.