Resumen
Descartes quiere dejar el antiguo edificio de la filosofía escolástica y construir sobre sólidos cimientos otro nuevo. Para hacerlo, no basta el abandono del primero, ni una negación rotunda de lo anterior o un dejarlo de lado. Hay que remover hasta la base lo antiguo, pues “la ruina de los cimientos lleva necesariamente a la de todo el edificio”. Sin embargo, nadie pasa de un salto del edificio destruido al nuevo, entre otras razones porque está por construir. Hay cierto horror vacui que nos impide deslizarnos sin solución de continuidad de lo abandonado y derruido a lo nuevo. Descartes habla de una cabaña que provisionalmente puede darle cobijo hasta que el nuevo edificio esté construido.