Resumen
Con la muy probable excepción de Sócrates (ante quien, por cierto, nuestro autor nunca dejaría de mostrarse ambivalente), poco arriesgado resulta apostar que Ludwig Wittgenstein sobresale hoy por hoy como el filósofo más “carismático” en los últimos dos mil cuatrocientos años de filosofía occidental. Y sin duda nos cabe en ello una gran fortuna, dado que aquí carisma y valía intelectual alcanzan cotas similares. Pocos pensadores están marcando como él nuestra comprensión contemporánea del lenguaje, de la sociología, de las matemáticas y de la lógica, de la antropología, de la política, de la psicología, de la religión, de la ética, de la estética.