Resumen
En una ocasión se me hizo notar que sólo me ocupo de lo pequeño y que mis personajes son siempre gente corriente. Si esto es cierto, debo decir que puedo ofrecer algo todavía más pequeño e insignificante a los lectores, a saber, toda clase de entretenimientos para corazones jóvenes. No debería predicarse en ellos la virtud y la moralidad, como es costumbre, sino que deberían tener efecto tan sólo por lo que son. Si algo noble y característico hay en mí, eso estará por sí mismo en mis textos; si, por el contrario, no se encuentran en mi alma esas facultades, trataré en vano de representar lo alto y la belleza, y brillará por doquier lo bajo y lo innoble. Nunca he pensado en mis escritos con el objetivo de dar forma a lo grande o a lo pequeño, sino que me he dejado llevar por leyes completamente diferentes.