La suave ley de la contrarrevolución. Comentario a la estética de Adalbert Stifter

Resumen

Como sucede con Spinoza o Nietzsche, la obra de Adalbet Stifter parece determinada desde el momento mismo de su escritura a obtener una comprensión póstuma. El menosprecio y la crítica de los que fue objeto en su época se han invertido sólo de forma progresiva y tardía durante el siglo XX. Su obra, hasta entonces caricaturizada como un conjunto informe de relatos costumbristas y cuentos infantiles, apareció por fin como un admirable caleidoscopio en cuyas sutiles miniaturas se proyectaban las grandezas y las miserias del género humano. Sin duda contribuyó al citado demérito la proximidad entre la obra y la figura de Stifter y el movimiento contrarrevolucionario del mundo de entreguerras, que reclamó incluso al escritor austriaco como patrón y adelantado de su causa.3 Sea como fuere, la mezcolanza entre estética e ideología estaba ya presente en la obra de Stifter mucho antes de que las generaciones posteriores advirtieran ese nexo.