Resumen
Un aura de misterio envuelve inmerecidamente la vida de Silas Marner que, a pesar del desprecio y del rechazo de la comunidad, trasluce una figura mayestática. Una paradoja que clama por la quintaesencia del hombre común. Entonces el enigma sigue a la superstición y, conforme a lo esperado, la vida se convierte en símbolo. Como seres extraños y diminutos del bosque, así era el alma intensa de Silas Marner, terriblemente sencilla pero precisamente por ello “condenada a perpetua y absoluta soledad” (16). Impasible, e inmerso en la rutina, Silas Marner revela en el fondo el hombre moderno promedio, individualista, solitario, egoísta, viviendo conscientemente desarraigado de la civilización, abandonado a su suerte, transformado someramente en automatismo por la técnica. Solo que se trata de la misma técnica que configura la existencia del hombre y deja indefinidamente en suspenso la naturaleza del mundo, anclada irremediablemente en la fe, en la creencia, en la voluntad de creer en sí mismo hasta el último aliento, si es necesario, adscrito a la negación, aferrado a la nada.