Resumen
En el ensayo titulado ‘Nietzsche, el antípoda’ (1984), que precede a ‘La muerte como pregunta’ (1975) y a ‘La experiencia de la muerte’ (1983), Gadamer muestra la recepción parcial y más significativa de la obra de Nietzsche, después de ambas guerras, a través de un breve recorrido por Así habló Zaratustra, que el fundador de la hermenéutica moderna coloca en el centro del pensamiento de Nietzsche. De este modo, se asume que, al identificar el núcleo fuerte del pensamiento del filósofo alemán, se revelará automáticamente cómo leer a Nietzsche. La cuestión no es sencilla. Cómo leer a Nietzsche querría decir desde el principio cómo afrontar el desafío nietzscheano de interpretar lo que seguramente no es susceptible de ser interpretado, teniendo en cuenta precisamente la justificación nietzscheana de la infinitud de interpretaciones. Lo que paradójicamente implica que, si hay un significado, no está a la vista sino como símbolo. Desde este punto de vista estético, el propio Gadamer señala que la falta de pesadez del estilo de Nietzsche lo sitúa en la constelación de Goethe y de Heine, en la tradición de los grandes estilistas alemanes.