Resumen
Podríamos decir que ha habido dos Benjamin que resultan coherentes entre sí. El pensador y el literato, aunque ambos se han imbricado de tal forma que su pensar es literario y su narración, pensada. A Benjamin le preocupaban los pasajes del pensar de una época como el siglo XIX, que se ha visto truncada por la falta de pensamiento libre y la persecución —el autor, en constante huida, no acabaría esta obra—, lo que le habría obligado a escribir de forma fragmentada a través de pasajes, citas y autores que entran o, mejor dicho, pasan de un estado a otro, profundizando en ellos a través de enigmáticas páginas sobre la historia y el individuo, desde pasajes mágicos por los paraísos artificiales de Baudelaire en Haschisch.