Resumen
“Emerson, con sus ensayos, ha sido siempre un buen amigo y un motivo de alegría para mí incluso en los momentos negros... Un caso único... Desde muy joven le prestaba atención de buena gana”, escribe Nietzsche en 1888 al hacer balance de su vida y de quienes él consideraba sus maestros. Fue verdaderamente un einziger Fall la afinidad electiva que se estableció entre un Emerson poco conocido en Alemania en la época y el joven estudiante de Pforta, que posteriormente siguió escogiéndolo como guía espiritual en los momentos más fecundos de su producción filosófica. Fue probablemente por pura casualidad por lo que Nietzsche compró en 1862, en una librería de lipsia, fresca de imprenta, la traducción alemana de la colección de ensayos La conducta de la vida, cuya lectura se reveló después tan apasionante que le incitó bien pronto a adquirir también los Ensayos: primera y segunda serie, publicados en traducción alemana algunos años antes.