Resumen
La presencia de los animales en la literatura ha sido siempre un punto de partida para la imaginación. El escritor, desde Esopo hasta George Orwell, ha tenido en cuenta que los personajes de los animales —o los animales como personajes— representaban un mundo propio. Lo que ese mundo propio de los animales tenía en común con el mundo humano era más significativo que lo que lo separaba de él. Así, la literatura ha alimentado una comunicación imaginaria entre los animales humanos y no humanos.