Resumen
El presente trabajo constituye una reseña extensa del último libro publicado en Trotta por el filósofo americano Steven Nadler (2022): "Un libro fraguado en el infierno. El 'Tratado teológico-político' de Spinoza". En él, Nadler muestra la actualidad que tiene el "Tratado" spinoziano para los actuales Estados democrático-liberales, en especial en lo relativo a la situación de los derechos de la filosofía como pensamiento libre dentro del Estado y sus tentátulos, así como en lo relativo a la función moderadora que desde Sócrates ha tenido la filosofía con respecto a las tentaciones que han tenido ciertos sectores fundamentalistas de algunas religiones (especialmente del judeocristianismo y una interpretación tergiversada de sus Sagradas Escrituras) que, saliéndose de su terreno natural, han querido constituirse como instituciones de control político de la sociedad, incluyendo el control sobre el libre pensamiento. El "Tratado" de Spinoza no tenía como finalidad en sí mismo presentar una interpretación libre de la Biblia, pero exegética y científica, que escandalizó a muchos sectores religiosos de la época -tanto como para considerarlo un "libro fraguado en el infierno", escrito por el propio enemigo de Dios-, sino más bien emplear la crítica bíblica para mostrar cuán pernicioso podía ser para su "amada república" que los "eclesiásticos" -especialmente el fundamentalismo calvinista- llegarn al poder, lo cual supondría un peligro para las libertades y derechos de los ciudadanos que no comulgan con ninguna religión. Así, Spinoza quería alertar a las clases altas y cultas, independientes de toda religión, de que el Estado libre y la protección de los derechos de los ciudadanos -en especial, del ejercicio libre de la razón y el pensamiento, así como de su expresión pública- estaba en peligro para los dirigentes mismos políticos si llegaban al poder los eclesiásticos calvinistas. El entramado y trasfondo del "Tratado" es el problema teológico-político, y por eso la finalidad de su autor es abarcar este problema, para lo cual empleó como herramienta la crítica bíblica con el fin de desacreditar a los intérpretes fundamentalistas de la Biblia, intérpretes que la empleaban ilegítimamente tanto para promover su propia llegada al poder político como para imponer (al modo de los antiguos Estados teocráticos) una religión oficial del Estado. Sin duda, el enemigo principal de Spinoza es el mismo que le expulsó de la sinagoga a los 23 años y el que estuvo presente durante toda su vida: los falsos intérpretes de la Biblia, auto-instituidos como representantes de Dios.